martes, 15 de mayo de 2018

SACERDOTE ASESINADO EN IRAK POR MUSULMANES SIGUE CAMINO A LOS ALTARES



El P. Ragheed Ganni / Foto: ACN
El Patriarcado Caldeo de Babilonia anunció el 12 de mayo que la Santa Sede dio “Nihil Obstat” (Nada impide), para iniciar la causa de beatificación del P. Ragheed Ganni y otros tres diáconos que fueron asesinados por extremistas musulmanes en una iglesia de Irak en 2007.

Por medio de una carta con fecha 1 de marzo de 2018, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato; y el secretario de este dicasterio, Mons. Marcello Bartolucci, afirmaron que luego de estudiar los informes correspondientes, “no hay ningún obstáculo para la beatificación y la declaración de los servidores de Dios: Padre Ragheed Aziz Ganni, sacerdote de la Archieparquía de Mosul; y sus tres diáconos”.

Los tres diáconos son Hanna Esho, Ghassan Essam Bideauiv y Basman Yousef Daoud.

La carta indica que el pedido para abrir la causa fue hecha el 4 de noviembre de 2017 por el Obispo de la Eparquía Caldea de Santo Tomás Apóstol en Detroit (Estados Unidos), Mons. Frank Yohana Kalabat.

La agencia vaticana Fides explicó que “con las autorizaciones necesarias de la Santa Sede, la competencia de la causa” fue transferida a la Eparquía Caldea de Santo Tomás Apóstol en Detroit, debido a la “inestabilidad de las regiones norte-iraquíes y la difícil situación en que se encuentra la Archieparquía caldea de Mosul después de los años de ocupación yihadista”.


Los terroristas del Estado Islámico fueron expulsados de Mosul en julio de 2017, luego de haber permanecido en la ciudad tres años, y esta circunstancia hacía “difícil llevar a cabo un proceso de canonización en el lugar, respetando los procedimientos requeridos, incluso en lo que respecta a la recogida de testimonios”.

Fides indicó que la causa para declarar beatos al P. Ganni y a los tres diáconos será presentada como martirio por odio a la fe y por ello se deberá “verificar y certificar” que los cuatro “fueron masacrados por sus verdugos debido a su fe en Cristo”.

“¿Cómo puedo cerrar la casa de Dios?”
Según informó la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el P. Ganni nació en 1972 en la aldea de Karamlesh, en la Llanura del Nínive (Irak).
En 1996 viajó a Roma para estudiar Teología Ecuménica en la Universidad Santo Tomás de Aquino gracias a una beca proporcionada por ACN.
Cuando terminó sus estudios en el año 2003, su país estaba en guerra por la invasión de Estados Unidos. A pesar del peligro, decidió volver a su patria.
En Irak, el P. Ganni se desempeñó como secretario del Arzobispo Caldeo de Mosul, Mons. Paulos Faraj Rahho  –que fue asesinado por los yihadistas en 2008– y fue párroco de la iglesia del Espíritu Santo.
Varias veces fue amenazado de muerte por los extremistas musulmanes y fue testigo de la crueldad y violencia de estos hacia los cristianos iraquíes. Incluso en 2004, se salvó de un atentado contra la sede de la Archieparquía de Mosul.
El sacerdote describió que fue difícil servir a Dios “en un Irak donde cada día la violencia y el ‘terrorismo’ privan a decenas de seres humanos de sus vidas”.
El martirio del presbítero de 34 años fue narrado en el libro “Un sacerdote católico en el Estado Islámico. La historia del P. Ragheed Ganni”, escrito por su amigo el P. Rebwar Audish Basa, sacerdote iraquí.
El texto fue presentado en junio de 2017 por ACN en Roma para conmemorar los diez años del asesinato del P. Ganni en Mosul.
Señala que el 3 de junio de 2007, uno de los extremistas le increpó al P. Ragheed “te dije que cerraras la Iglesia, ¿Por qué no la has cerrado?”. El sacerdote respondió: “No puedo cerrar la casa de Dios”. Entonces el yihadista disparó contra el presbítero y los tres diáconos.
Tras la muerte del sacerdote y de los tres diáconos, el Papa Benedicto XVI envió un telegrama de pésame a Mons. Paul Faraj Rahho donde aseguró que rezaba “para que el costoso sacrificio inspire en los corazones de hombres y mujeres de buena voluntad una decisión renovada de rechazar los caminos de odio y violencia, para vencer el mal con el bien  (Rm. 12,21) y cooperar para impulsar el amanecer de la reconciliación, la justicia  y la paz en Irak”.

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